Friday 6 March 19:00 - 22:00

Royal Academy
Piccadilly
London
W1J 0BD

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Picasso and Paper. A Programme honouring The Royal Academy's Exhibition: I

Performing & Visual Arts

On Picasso's path. The Spanish pictorial avant-garde. | Picasso's South.Málaga and Andalusia in the artist's work

The Royal Academy of Arts and Instituto Cervantes London present two lectures by Juan Manuel Bonet and José Lebrero Stals.

In the Paris of the first decades of the last century, Picasso, Spanish, inventor of modern art, was surrounded by other Spanish artists (Juan Gris, María Blanchard, Julio González, Pablo Gargallo, then joined by Bores, Miró or Dalí ) that as he participated decisively in cubism or surrealism. But in parallel, from 1914 onwards, a Spanish vanguard was activated in the interior of Spain. World War I pushed towards Madrid, the capital of a neutral country, and towards Barcelona, ​​the second city of the country, avant-garde art figures such as Robert and Sonia Delaunay, Albert Gleizes, Wladyslaw Jahl, Jacques Lipchitz, Józef Pankiewicz, Marjan Paszkiewicz, Francis Picabia or Olga Sacharoff. In the Catalan capital, several of them coincided with Joaquín Torres-García and Rafael Barradas, two Uruguayan painters who practiced vibration. Many of these artists went through the gathering of Madrid's Café de Pombo, which since 1915 had gathered around Ramón Gómez de la Serna, the first Spanish avant-garde writer, who frequently visited Cubist Madrid; In 1917, Picasso was the subject of a tribute in it. In Madrid in 1919, after the visit last year of Chilean Vicente Huidobro, a poetic movement emerged, ultraism, which was presented as a kind of cocktail of literary cubism, futurism, expressionism, Dadaism and ramonism (by Ramón Gómez de la Serna precisely); movement that had plastic correlates, by Barradas, Jahl or Paszkiewicz, already mentioned, as well as Norah Borges, although they also attached to the same premises such as Daniel Vázquez Díaz, Pancho Cossío or the young Dalí. Picasso's work was a fundamental reference for the ultraists, and especially for Guillermo de Torre, who in 1936 would prologize the catalog of his first Spanish retrospective, as well as for the next poetic movement, that generation of 27 that had two of his main representatives in Federico García Lorca and Rafael Alberti, poets-painters both, friends both to Manuel de Falla and especially sensitive to the art of Picasso, of which Alberti would be, years later, great friend.

Juan Manuel Bonet is former director from Museo Reina Sofía.

Picasso’s contribution to and influence on the history of twentieth-century Western art are undeniable. Everything—his life and his art—began in pleasant, sunny Málaga, in a setting graced by nature which saw a small town become a great place at the end of the nineteenth century.

The port city, which had not yet been reached by modernity, witnessed the precocious beginnings of a long art career that progressed steadily over eight decades and ended with a similar creative exuberance, also by the Mediterranean Sea but on another coast, the Côte d’Azur. The course of Picasso’s life can be mapped with an energetic Mediterranean stroke that extends from the Andalusian coast steeped in the myths of three cultures to the worldly Riviera of the stars of the Cannes film festival.

José Lebrero Stals is director from Museo Picasso Málaga.

With the support of Embassy of Spain London, Spanish Chamber of Commerce in The United Kingdom and Musseo Picasso Málaga.

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En el París de las primeras décadas del siglo pasado, Picasso, español, inventor del arte moderno, estuvo rodeado por otros artistas asimismo españoles (Juan Gris, María Blanchard, Julio González, Pablo Gargallo, a los luego se sumarían Bores, Miró o Dalí) que como él participaron decisivamente en el cubismo o el surrealismo. Pero paralelamente, de 1914 en adelante, se activó una vanguardia española en el interior de España. La Primera Guerra Mundial empujó hacia Madrid, la capital de un país neutral, y hacia Barcelona, la segunda ciudad del país, a figuras del arte de vanguardia como Robert y Sonia Delaunay, Albert Gleizes, Wladyslaw Jahl, Jacques Lipchitz, Józef Pankiewicz, Marjan Paszkiewicz, Francis Picabia u Olga Sacharoff. En la capital catalana varios de ellos coincidieron con Joaquín Torres-García y Rafael Barradas, dos pintores uruguayos que practicaban el vibracionismo. Muchos de estos artistas pasaron por la tertulia del madrileño Café de Pombo, que desde 1915 se reunía en torno a Ramón Gómez de la Serna, el primer escritor vanguardista español, que visitó frecuentemente el Madrid cubista; en 1917, Picasso fue objeto de un homenaje en la misma. En Madrid en 1919, tras la visita el año anterior del chileno Vicente Huidobro, surgió un movimiento poético, el ultraísmo, que se presentaba como una suerte de cóctel de cubismo literario, futurismo, expresionismo, dadaísmo y ramonismo (por Ramón Gómez de la Serna, precisamente); movimiento que tuvo correlatos plásticos, a cargo de Barradas, Jahl o Paszkiewicz, ya citados, así como de Norah Borges, aunque también se adscribieron al mismo locales como Daniel Vázquez Díaz, Pancho Cossío o el joven Dalí. La obra de Picasso constituyó una referencia fundamental para los ultraístas, y muy especialmente para Guillermo de Torre, que en 1936 prologaría el catálogo de su primera retrospectiva española, así como para el siguiente movimiento poético, esa generación del 27 que tuvo a dos de sus principales representantes en Federico García Lorca y Rafael Alberti, poetas-pintores ambos, amigos ambos a Manuel de Falla, y especialmente sensibles al arte de Picasso, del que Alberti sería, años despúes, gran amigo.

Juan Manuel Bonet es ex director del Museo Reina Sofía.

La contribución e influencia de Picasso en la historia del arte occidental del siglo XX es innegable. Todo, su vida y su arte, comenzó en el agradable y soleado Málaga, en un entorno adornado por la naturaleza que vio como un pequeño pueblo se transformó en un gran lugar a finas del siglo XIX.

La ciudad portuaria, que aún no había sido alcanzada por la modernidad, fue testigo del comienzo de una larga carrera artística que progresó de manera constante durante ocho décadas y terminó con una exuberancia creativa similar, también en el Mar Mediterráneo, pero en otra costa la Côte d’Azur. El transcurso de la vida de Picasso, se podría enmarcar en torno al mar Mediterráneo, desde la costa de Andalucía impregnada por los mitos de tres culturas, hasta la Rivera de las estrellas del Festival de Cannes.

José Lebrero Stals es el director del museo Picasso Málaga.

Con el apoyo de Embajada de España en Londres, Camara de Comercio de España en Reino Unido, y museo Picasso Málaga.

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